Por desgracia, su prematura muerte en accidente de tráfico en el verano de 1993 impidió que pudiéramos ver cuál habría sido el techo del croata en la NBA. Pero los Bulls (derrotaron a los Knicks en cinco ocasiones en playoffs entre 1991 y 1998) y los Rockets, sus verdugos en la final del ’95, impidieron que los neoyorquinos consiguieran el anillo. Tras su exitoso paso por el banquillo de Lakers en los ochenta, Pat Riley llegó en 1992 a los New York Knicks con la intención de llevar el título de nuevo a la Gran Manzana.